
Soneto alejandrino del censurado goce
Jodido, insatisfecho, cansado de la vida
(Dios quiera que te pese –rompiéndote los huesos-
como un yunque de hierro cada uno de los besos
que ya no nos daremos como antes: sin medida,
libándonos los sexos, soltando toda brida
que la vergüenza asiera, volviendo los excesos
habitual disfrute colmado de embelesos).
Pasión que gobernaba pasó a ser forajida.
Y ahora nos miramos mordiéndonos la lengua
-sentido metafórico- o eso quiero pensar:
si dieras rienda suelta, lo mismo que la mía,
saldría desbocada para desembocar
en mi deshabitada –con grietas de sequía-
boca con esta sed de ti que nunca mengua.
19 de Mayo de 2008
Jodido, insatisfecho, cansado de la vida
(Dios quiera que te pese –rompiéndote los huesos-
como un yunque de hierro cada uno de los besos
que ya no nos daremos como antes: sin medida,
libándonos los sexos, soltando toda brida
que la vergüenza asiera, volviendo los excesos
habitual disfrute colmado de embelesos).
Pasión que gobernaba pasó a ser forajida.
Y ahora nos miramos mordiéndonos la lengua
-sentido metafórico- o eso quiero pensar:
si dieras rienda suelta, lo mismo que la mía,
saldría desbocada para desembocar
en mi deshabitada –con grietas de sequía-
boca con esta sed de ti que nunca mengua.
19 de Mayo de 2008
1 comentario:
La imagen, ya sabéis, es 'El beso' de Munch. Yo no sé si es cosa sólo mía pero si esta versión particular no tuviera título podría interpretarse también como una escena desasosegante y llena de angustia. La mujer mirando hacia abajo y el hombre intentando consolarla inútilmente y obteniendo su rechazo.
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