
Soneto en verso blanco con estrambote a mi amigo Txavi
Recuerdo cierta noche en Barcelona
que me apoyé en tu hombro y me llevaste
llorando hasta el hotel porque no fuera
a hacer una locura irremediable,
y no voy a negar que con los años
-lo mismo que ha pasado con la música
que tanto tiempo fue nuestra bandera-
las emociones se hayan rebajado,
pero hoy quiero que tengas por seguro
que cada vez que todos esos discos
delatan que perdí por el camino
las más leales de las amistades,
aguanto con la presa de mis párpados
-pues ya no encuentro el leño de tu hombro-
la tromba torrencial de la nostalgia.28 de abril de 2008