Recomposición
Las cosas van volviendo hacia su sitio:
se quedan las apuestas en propinas
que casi impide dar un gesto avaro
-la nada atrae lo que le pertenece-.
Me queda claro que me equivocaba:
yo intento mal que bien aún ser tu amigo
negándome el amor que me ambiciona
-no debe darse al César lo de Dios-.
Te di mi vida entera y preferiste,
lo mismo que si fuera una cartera
que no te pertenece, devolverla.
Después de desarmarme y rearmarme
creo que lo conseguí ya sólo eres
la pieza que le sobra al relojero.
viernes, 29 de octubre de 2010
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5 comentarios:
Laimagen es de Luis Goñi.
Eso tiene que ser duro... darse cuenta de que le sobras a alguien y además tener la madurez para aceptarlo de forma relativamente tranquila...
Muy bueno, Lit.
Yo creo que no es sólo darse cuenta que le sobras a alguien -que también-. El final es hacer que ese alguien te sobre a ti. Pero igual que la pieza del reloj que se queda fuera y al poco tiempo es la que hace que deje de funcionar. ¿No crees? Un abrazo Alberto.
Creo, creo, pero como imagen me quedo con lo de la cartera.
Gracias Alberto es difícil distinguir cuándo serultas sencillo y cuándo facilón.
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