Soneto alejandrino en verso blanco del recién abandonado
Hay días que comienzan de manera anodina
pero se van torciendo irreversiblemente
no sabes en qué punto –vuelves sobre tus pasos
y todo sigue intacto tal como lo dejaste-.
Se hacen, mientras avanzas, los puentes y pasillos,
abruptos precipicios, cerrados laberintos
-y no hay peor desconcierto que lo irreconocible
de acciones rutinarias como por vez primera-.
Luego llega la noche con su inyección de sueño
logrando anestesiarme y amarra la locura
que ha desencadenado cualquier nimio motivo.
Mañana si amanece –que ojalá no lo hiciera-
y sigue siendo cierto que ya no estás conmigo
se irá -de nuevo-, el día, torciendo sin remedio.
18 de Abril de 2008
viernes, 18 de abril de 2008
Soneto alejandrino en verso blanco del recién abandonado
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